Por Bruno Indelli, Gerente General de MSD Chile

He escuchado muchas veces que las crisis ponen a prueba nuestra flexibilidad. Ciertamente, esta frase calza a la perfección con la situación actual que vivimos producto de la pandemia por Covid-19. Hemos debido ser flexibles para adaptarnos a la convivencia en casa, para equilibrar nuestras responsabilidades laborales con nuestra vida familiar, para mantenernos alejados de algunas personas que amamos por su bien y por el nuestro. Las empresas, por supuesto, también han debido probar esa flexibilidad en su día a día para seguir funcionando en medio de un escenario extraordinario.

MSD Chile no ha sido la excepción. Lo demostramos, por ejemplo, al adoptar la modalidad home office antes de que se estableciera una cuarentena oficial en el país. Lo hemos demostrado durante la emergencia sanitaria, al seguir brindando soluciones terapéuticas acorde a las necesidades y demandas impuestas por la pandemia de una forma oportuna. Asimismo, al adaptar nuestros procesos y formas de operar al contexto actual. Destacamos -y elogiamos- la flexibilidad y la manera abierta y franca que también han demostrado los gestores de salud y que han permitido superar desafíos que han sido no solo sanitarios sino también operativos y administrativos.

«Si antes de la crisis había dudas de si alguno de nosotros podría manejar los múltiples desafíos existentes en solitario, ahora quedó en evidencia que las alianzas no solo deben ser bienvenidas, sino que son necesarias.»

La flexibilidad, sin embargo, no será una característica exclusiva de este escenario de crisis. Junto al sentido de urgencia, son las enseñanzas que tenemos que llevar las empresas privadas al futuro. Vamos a aportar mucho valor si logramos hacerlo. En el caso de las compañías que trabajamos en el cuidado de la salud y de todos los actores del sistema, también debemos mantener la capacidad de escucha que fortalecimos en este escenario porque nos permitirá brindar mejores soluciones a los pacientes chilenos y tener un ecosistema de salud más sólido y eficiente.

Si antes de la crisis había dudas de si alguno de nosotros podría manejar los múltiples desafíos existentes en solitario, ahora quedó en evidencia que las alianzas -así como todas las propuestas- no solo deben ser bienvenidas, sino que son necesarias. Creo firmemente que la flexibilidad y el sentido de urgencia de la empresa privada enfocada en el sector salud, en conjunto con la apertura y disposición colaborativa de los gestores gubernamentales, nos van a permitir construir un sistema más eficiente para todos. Los aprendizajes de esta época compleja deben convertirnos en una mejor versión de nosotros mismos para servir de una manera más efectiva al país, a la sociedad y a nuestro motor: los pacientes.