Tras el reciente anuncio del Gobierno sobre su programa de desconfinamiento “Paso a Paso”, iniciativa que determina en cinco fases el proceso de desescalada en el país, la empresa continúa desarrollando acciones para impulsar los restaurantes del futuro, preparándo así una reapertura segura para sus consumidores.  

Actualmente, con la implementación de su programa “McProtegidos”, la cadena opera cerca del 50% de su operación total a través de  las modalidades McDelivery, Automac y, recientemente, formato Take Away, velando así por el distanciamiento social y cuidando la salud de sus empleados y clientes.  

“Pertenecer a una compañía global, nos ha permitido acceder a buenas prácticas de otros mercados como Asia y Europa, donde la pandemia tuvo sus inicios y donde hoy, vemos cómo han enfrentado la reapertura al público. Gracias a esta experiencia y a las recomendaciones locales, hemos reforzado en todos los restaurantes del país nuestros altos estándares de operación, implementando de forma inmediata todas las medidas necesarias para proteger a las familias y a nuestros empleados”, señaló Carlos González, gerente general de McDonald’s Chile.

En este contexto, para la futura nueva realidad de los chilenos, la cadena ha impulsado la reducción de la capacidad total de sus restaurantes a un 50%;  ha incorporado delimitaciones dentro y fuera del local para velar por el distanciamiento, y en su interior, redistribuyó los espacios de consumo como primeras medidas.

De esta manera, la empresa se prepara desde ya con todas las medidas necesarias para la reactivación social y económica, recogiendo e implementando todas las recomendaciones de las autoridades para ofrecer un servicio seguro, confiable y con la gran calidad siempre, en línea con el compromiso que desde hace tres décadas mantiene con los consumidores chilenos.

 

Descripción del aporte

McDonald’s Chile, con 30 años de presencia ininterrumpida en el país, se prepara para impulsar el futuro de los restaurantes. En el contexto COVID-19, en marzo la compañía cerró por dos semanas su operación, reabriendo en abril con protocolos aún más rigurosos para resguardar la salud de la población.

La compañía fue uno de los primeros actores de la industria de comida rápida en generar un protocolo formal de operación en el contexto de salud que se vive en Chile y el mundo, sumando medidas como delimitación de los espacios de trabajo para empleados, clientes y repartidores, incorporación de herramientas como acrílicos protectores y máscaras para aumentar los cuidados, aumento en la frecuencia de limpieza de cocina y zonas comunes, e incentivó a la higiene y distanciamiento de quienes ingresan al local.