Por Baxter Hunt, Encargado de Negocios a.i. de EE.UU. en Chile

La historia del liderazgo de Estados Unidos en la batalla global contra el COVID-19 es una crónica que se remonta a días, meses y décadas. Cada día llega nueva asistencia técnica y material estadounidense a hospitales y laboratorios de todo el mundo. A su vez, estos esfuerzos se alzan sobre las bases de la experiencia, generosidad y planificación estadounidenses de muchas décadas y que no tienen parangón en la historia.

Estados Unidos brinda asistencia porque creemos que eso es lo que hay que hacer. También lo hacemos porque las pandemias no reconocen fronteras. Si podemos ayudar a otros países a contener los brotes, entonces estaremos en condiciones de salvar vidas en el extranjero y en EE.UU.

Esto explica por qué Estados Unidos fue uno de los primeros países en acudir en ayuda del pueblo chino tan pronto trascendió la información sobre un brote en Wuhan. A comienzos de enero, el gobierno de EE.UU. ofreció asistencia técnica inmediata a los Centros para el Control de Enfermedades de China.

Durante la primera semana de febrero, nuestro gobierno transportó casi 18 toneladas de insumos médicos a Wuhan, aportados por organizaciones de la sociedad civil de EE.UU. También destinamos 100 millones de dólares en asistencia a distintos países para combatir la que se convertiría en una pandemia, incluyendo un ofrecimiento a China, que fue rechazado.

Nuestra respuesta actual supera ampliamente nuestro compromiso inicial. Desde el brote del COVID-19 y hasta la fecha, el gobierno de EE.UU. se ha comprometido a destinar casi 775 millones de dólares en asistencia global. Estos fondos ayudarán a mejorar la educación en salud pública, proteger las instalaciones de atención de salud, y aumentarán la capacidad de los laboratorios, de vigilancia de enfermedades, y de respuesta rápida en los más de cien países con mayor riesgo.

«Estados Unidos está ayudando a la gente alrededor del mundo a través del aporte de la empresa privada; las innovaciones de nuestros científicos y universidades; los esfuerzos de las organizaciones sin fines de lucro, de caridad, y religiosas; y la generosidad de las personas individuales»

Esta nueva asistencia se cimienta en la base sólida de que tan solo en la última década el pueblo estadounidense ha financiado generosamente más de 100 mil millones de dólares en asistencia para la salud y casi 70 mil millones de dólares en ayuda humanitaria.

Estados Unidos no solo proporciona ayuda a través de los medios gubernamentales. Todo Estados Unidos está ayudando a la gente alrededor del mundo a través del aporte de la empresa privada; las innovaciones de nuestros científicos y universidades; los esfuerzos de las organizaciones sin fines de lucro, de caridad, y religiosas; y la generosidad de las personas individuales. Juntos, los estadounidenses han contribuido con cerca de tres mil millones de dólares en donaciones, que se agrega a lo que el gobierno estadounidense ha aportado.

Aquí en Chile, las empresas que integran la Cámara Chileno Norteamericana de Comercio han desarrollado numerosas iniciativas para ayudar a los chilenos. Procter and Gamble y Clorox están distribuyendo, sin costo, kits de limpieza y sanitización a través de ONG locales; Walmart Chile ha donado alimentos a familias necesitadas; y Cisco está ofreciendo a las pymes el acceso gratuito a sus productos de software para el teletrabajo, por nombrar unos pocos.

También nuestras instituciones académicas están compartiendo sus conocimientos y competencias. El MIT ha dispuesto sus diseños de respiradores de emergencia al público y ha trabajado con la embajada de EE.UU. y el gobierno chileno para enviar dos prototipos de respiradores mecánicos desde los Estados Unidos para que sean puestos a prueba a nivel local.

 

«Continuaremos ayudando a los países a construir sistemas de atención de salud que sean resilientes y que permitan prevenir, detectar y responder a los brotes de enfermedades infecciosas»

Las oficinas de investigación científica de las Fuerzas Armadas estadounidenses han entregado fondos a científicos chilenos que están desarrollando modelos para ayudar a que Chile pueda proyectar y responder a la diseminación de la enfermedad.

El gobierno de EE.UU. ha sido un socio histórico y confiable de Chile en la ayuda ante desastres, proporcionando 20 millones de dólares en tan solo la última década a través de la USAID. Ahora ha comprometido su aporte a la Agencia Adventista de Ayuda para la entrega de mascarillas y alimentos a la población de diversas áreas de Chile que han sido golpeadas fuertemente por el COVID-19. Continuaremos trabajando con nuestros socios para entregar apoyo adicional durante las próximas semanas y meses.

Nuestra ayuda va mucho más allá del dinero e insumos. Está en los expertos que hemos desplegado alrededor del mundo y los que siguen ofreciendo tutoriales diariamente vía teleconferencia. Está en los profesionales chilenos de la salud pública que se han capacitado en instituciones educacionales estadounidenses. Y también está en la cadena de abastecimiento que mantenemos abierta y en movimiento para que las empresas estadounidenses que producen y distribuyen insumos médicos cruciales y de alta calidad puedan efectuarlo alrededor del mundo.

Tal como lo hemos hecho una y otra vez, EE.UU. ayudará a otros durante los tiempos de gran necesidad. La pandemia del COVID-19 no será diferente. Continuaremos ayudando a los países a construir sistemas de atención de salud que sean resilientes y que permitan prevenir, detectar y responder a los brotes de enfermedades infecciosas. Así como EE.UU. ha contribuido durante generaciones a que el mundo sea más saludable, pacífico y próspero, también lideraremos el combate contra esta pandemia enemiga que compartimos y de la que nos alzaremos fortalecidos.